LLegábamos el domingo por la noche desde Banyoles, dónde
había competido mi hermana Miriam consiguiendo una 18º plaza en la Copa de
Europa. Yo por mi parte llevaba toda la semana de fisio en fisio y revisando
las calas y tan solo descansando debido a la molestia en el cuádriceps (desde el Tri de Sierra Nevada) que me
impedía pedalear sin dolor.
Allí nos recibía Nico, facilitándonos siempre cualquier necesidad durante esa semana.
El lunes nos despertábamos en el apartamento de Alpe d'Huez, con unas vistas increíbles,
teniendo enfrente el macizo de Les Ecrins, después de desayunar un poco de
natación (un lujo de piscina al aire libre y junto a cracks del triatlón, algunos míticos como Olivier Marceau) y una
subida al Alpe d'Huez junto a mi entrenador Diego Paredes. Las sensaciones eran
buenas, a priori no había fatiga y la molestia en el vasto interno era tan solo
eso, una molestia.
El montaje para la prueba era bestial, parecido al de un Ironman, y junto a las vistas y lo cuidado que estaba Alpe d'Huez, era un placer estar allí, un placer y un privilegio.
La competición se acercaba y con ello aumentaba el ambiente
en la estación de esquí. El martes era el turno del briefing, recogida de
dorsales y de preparar todo (ropa, comida...) para el día siguiente. La nueva
preocupación pasó a ser ¿qué día nos encontraríamos, frío, lluvia...? Había que
estar preparado para todo.
Y llegó el día D, desayuné bien, todo recogido, T2 montada y
para el pantano junto a mi familia y mi novia. El día era mejor de lo previsto,
nublado pero sin lluvia, y algo fresco. Sabía que el agua del pantano estaría
fría pero lo que me encontré al meterme en ella era demasiado, cortaba la respiración, por un momento mis
pensamientos pasaron a ser bastante negativos, dudando si saldría del agua en
condiciones de hacer la transición y continuar con la prueba. Sin embargo y
tras las dudas en la salida, mi cuerpo fue respondiendo, y a pesar de no hacer una natación buena, tocaba tierra a
5'30" de cabeza, transición bastante lenta, conservadora, pero buscando no
llevarme sorpresas por falta de ropa o comida.


Primeros kilómetros muy rápidos, con mucho tráfico y
acordándome de las palabras de Albert Moreno, guardando mucho para ir sacándolo
en las subidas, llovía un poco pero la temperatura era buena, y en seguida
comenzaba el primer puerto, Alpe du Grand Serre (no lo conocía salvo por
vídeos), puerto llevadero, por bosques, y ese día con una niebla muy densa. La
verdad es que me encontraba bien, iba suelto de cadencia y cómodo, pero según
ascendía, el dolor del cuádriceps también lo hacía, al coronar la niebla se
despejó, y nos permitió disfrutar del increíble paisaje, en la bajada y llaneo
hasta el Col d'Ornon, el dolor se acentuaba y no me permitía apretar ni buscar
la posición más aerodinámica, tampoco me permitía usar cadencias altas, en esa zona intermedia cazaba a Gilles Reboul, un mítico, y algo que me hacía olvidar el dolor por un rato. Al
volver a empezar a subir, con poca cadencia y a tramos de pie sobre los pedales, el dolor
disminuía, así que pensé que en Alpe d'Huez pasaría igual, que sufriendo podría hacer una subida decente. Coronamos el Col d'Ornon,
Catriona Morrison, Gilles Reboul y yo... Sabía que ir cerca de ellos
significaba no ir mal.

Tras un rápido descenso, cruzábamos Le Bourg d'Oisans y
encarábamos Alpe d'Huez, en seguida me alcanzaba Beñat Arnaiz, con el cual ascendía hasta aproximadamente el cementerio (y paradójicamente mi tumba) de
Huez. En ese punto el dolor volvía a ser casi insoportable y me hacía ir muy
lento, prácticamente pedaleaba con una sola pierna hasta la T2, todo un
calvario, mi cuerpo pedía parar, mi cabeza se lo impedía. Sin embargo, y sabiendo que la lesión es muscular, retirarse (aunque
se me pasó por la cabeza más de una vez) no era una opción, sabía que a pie no
me iba a doler, y aunque ya iba fuera de carrera mentalmente, había que
acabarlo y tratar de disfrutar lo que quedaba, no había venido aquí a volverme con un DNF.

La segunda transición fue la más lenta que he hecho en mi
vida, y a la par la más penosa, aunque ciertamente el tiempo ya me importaba
poco. Comencé a correr bastante rápido, no había fatiga por la bici, pero tras
una vuelta y media de tres, llegaba el cansancio acumulado de las anteriores
pruebas... Así que bajé el ritmo y disfrute de lo que quedaba hasta meta.
Mis sentimientos eran contradictorios, por un lado el estar
allí, invitado, era una gran recompensa y un premio a dos buenas temporadas, y
por otro lado el no haber podido devolver en forma de buen rendimiento esa
confianza depositada en mí, me daba rabia y me enfadaba, también ayudaba a tener más ganas de volver, y a pesar de no estar contento, estaba satisfecho por terminar. El puesto fue lo de menos, 56 de unos 1500 que salimos, y en torno a las 7h de prueba ;-)
En el fondo la prueba
me encantó, pero claro, con La bola del Mundo y Sierra Nevada, junto a esta, en
menos de cuatro semanas, mucho más no podía pedir. Pero acabar hay que acabar a no ser que hay lesión grave, también por todos los que me apoyan, Taymory, Cébé, Lizarte Bikes, Sapiens Human Runner, Villa Inés, De Sousa Visión, Ancaster, Jets Marivent y Casco Helmets, todos ellos de una u otra forma empujaban para poder acabar dignamente.

Es una prueba que recomiendo al 100%, con una organización
magnífica y que nos trató de lujo durante esa semana, agradecer a Nico todo, un
trato impecable, unos apartamentos perfectos, acceso a piscina... Sin lugar a
dudas mi primer pensamiento ya en frío fue el de volver en 2015 a buscar un
buen resultado y una prueba que me permita dar mi 100%. El paraje alpino,
además te permite planificar allí unas buenas vacaciones, ya sea para entrenar
y conocer grandes puertos míticos, o para hacer turismo y senderismo, que fue a
lo que nos dedicamos los días posteriores al triatlón.
Tengo que dar desde aquí mi enhorabuena a todos y cada uno de los españoles que compitieron los dos días, y especialmente por sus carrerones, a Alberto Moreno (2º en el Largo), a Pakillo (4º en el Largo), a Alberto Bravo (10º en el Largo), a Marcel Zamora (8º en el Corto), a Joan Ruvireta (9º en el Corto), a Anna Noguera (5ª en el Corto) y Judith Corachán (7ª en el Corto), espectaculares todos :-)
En la zona hay miles de rutas para todos los niveles y
gustos, siempre con un paisaje espectacular y bien equipadas con refugios muy
modernos donde poder parar a comer o descansar, además de estar todo
perfectamente indicado.
Al día siguiente de mi carrera, y sin el cansancio habitual tras un medio, tocaba animar a Diego (al que bajamos a ver, caminando desde Alpe d'Huez, pero Diego tampoco tuvo su día. Es una carrera más en el calendario, no fue el día de ninguno de los dos, pero volveremos, mejor preparados y conociendo el terreno y prometo que la historia será muy diferente.